La costumbre de emplear amapolas durante los homenajes a los caídos de la Gran Guerra aparece gracias a un poema de John McCrae, "En los campos de Flandes". Éste poema fue compuesto en 1915 tras la muerte de Alexis Helmer, alumno y amigo personal del poeta, y hoy es considerado uno de los poemas de guerra más célebres de todos los tiempos.
En "1914-1919: Dulce et Decorum" Se podrá encontrar éste poema, en su versión original y traducida del inglés.
"En los campos de Flandes las amapolas se mecen
Entre las cruces, hilera a hilera,
Señalando nuestro lecho. Y en el cielo,
Las alondras, cantando todavía con valentía, vuelan
Apenas escuchadas bajo los cañones.
Nosotros somos los Muertos. Pocos días antes
Vivimos, sentimos, vimos brillantes atardeceres
Amamos, y fuimos amados, y ahora yacemos
En los campos de Flandes.
Reanudamos nuestra batalla con el enemigo:
Te arrojamos la antorcha desde nuestras inertes manos;
Que sea tuya para mantenerla bien alta.
Si traicionas a aquellos que morimos
No podremos descansar, aunque las amapolas crezcan
En los campos de Flandes"
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